Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Ceder el planeta a mentes limpias

F ELIX Finkbeiner era un niño cuando fundó Plants-for-the-Planet, y con apenas doce años pronunció un discurso que hizo temblar los pilares de la autocomplacencia con una conclusión: el cuidado del planeta es una tarea demasiado seria y trascendental como para dejarlo en manos de los mayores, los que han propiciado el agujero en la capa de ozono, los que han favorecido las emisiones destructivas, los fenómenos catastróficos y la inestabilidad de un medio ambiente que está concebido para desenvolverse por caminos de armonía y de respeto. Greta Thunberg es una adolescente que ha decidido que acudir a las clases no tiene la suficiente importancia como para dejar de reivindicar acciones contra el cambio climático, porque de perpetuarse la agresión a la naturaleza corremos el riesgo de que en el futuro no haya hábitat ni permanezcan las aulas. No es de sorprender que algunos políticos suecos hayan postulado a la joven para el Premio Nobel de la Paz. Tal está siendo la influencia de la instigadora de la huelga escolar por una justicia climática, que es tanto como afirmar por una justicia para la humanidad y por el humanismo.

Hoy, Finkbeiner es ya un científico que profundiza en los misterios de la investigación para abrazar descubrimientos que contribuyan a engendrar un mundo mejor que legar a las generaciones que se encuentran en pleno embrión de su conciencia y su consciencia ambiental. Los malpensantes pueden estimar que en estas acciones existe un punto de escenificación. Los negacionistas, que se está generalizando la exageración. Pero quienes tengan reflexividad y capacidad crítica, los que dudan, los inquietos, los curiosos, pueden convenir que el planeta, ayer en su "Hora", es un regalo tan excepcional que quienes lo hemos heredado debemos dejarlo en manos de mentes limpias y abiertas.