Opinión
Por
  • ENRIQUE SERBETO

Con la camiseta del Huesca

Desde el partido con el Valencia no me he quitado la camiseta del Huesca. En vez de sentir tristeza, ha sido como una explosión de orgullo que tenía guardado desde hace meses. Y eso que podría decirse que este año ha sido como ver la película "Titanic" o leer a García Márquez con su "Crónica de una muerte anunciada". Son de esas historias que cuando empiezas ya sabes el final, pero aun con todo sigues leyendo por el puro placer de leer, de sentir esa ansiedad positiva que te da ganas de creer que de algún modo va a haber una sorpresa que cambiará todo hacia un desenlace inesperado.

Lamentablemente no. No ha habido milagro.

Da igual. El viernes me fui a un supermercado que hay cerca de casa en Bruselas y me compré una botella de Somontano y unos sobres de jamón de Barbastro y con tan buena compañía me entretuve en recordar cosas como esos 20 minutos que la SD Huesca estuvo ganando en el Bernabéu y que viví con una emoción tremenda desde París. O el partido de ida del Betis. Y todos esos momentos de emoción toda la temporada. Unos se han pasado la liga con el suspense de si entrarían en Champions, otros miraban la Liga Europa, y yo, desde el minuto uno ya sabía cuál era nuestra emoción y se mantuvo hasta ese partido con el Valencia en el Alcoraz que, por cierto, seguí desde un restaurante de Castejón de Sos cuyo dueño me dijo que me hacía el honor de leer estos artículos. Pues a pesar de todo, a pesar de que, por supuesto, habría preferido ver al equipo en otra zona de la clasificación, tengo que dar las gracias a este club que me ha hecho soñar durante todo este tiempo, que ha hecho que se hablase de Huesca sin necesidad de que sea por cosas del tiempo o por noticias escabrosas. Ha hecho que mucha gente sepa que también podemos hacer cualquier cosa, incluso tener un equipo en primera división, que no somos menos que nadie, solo una provincia más bonita pero poco habitada. En fin, me han hecho sentir orgulloso de esta camiseta tan emocionante que llevo en estos momentos, la segunda equipación con la cruz de San Jorge y el número 19 de Chimy Ávila. Y aunque también sé que el año que viene el argentino ya no estará en la S.D. Huesca, pienso guardarla como el recuerdo más valioso de este sueño. Y sé que él tampoco olvidará su época oscense.

Y, como le he dicho a muchos amigos, puesto que el ganador de la liga se sabía hace tiempo, el Huesca ha contribuido a mantener el suspense para que la competición tuviera un poco más de picante. Y el año que viene, más. Más Huesca. Estaremos en segunda, pero ya tenemos uno de esos equipos que han estado en primera y que pueden volver. La vida da muchas vueltas y casi siempre acaban pasando por Huesca. Mil gracias a todos los responsables de la S.D. Huesca. Va por vosotros.