Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Decidir sobre lo próximo

E XTENUADOS seguramente por la doble campaña electoral, los candidatos se han empleado con entusiasmo para exponer su gestión pretérita -sea en gobiernos o en oposición- y por explicar sus planes de futuro. Aseguraba Winston Churchill que el político debe ser capaz de predecir lo que pasará mañana, el mes próximo y el año venidero, para posteriormente emplearse en la explicación de las causas que han impedido que sucediera lo que predijo. Forma parte de la esencia, como lo es la combinación de habilidades y de recursos para convencer al electorado, sea por la vía de la racionalidad, sea por la emocional que hoy es un cauce de decisión más que apreciable.

Hoy, los altoaragoneses, como todos los españoles, decidimos sobre lo próximo. Sí, podrán esgrimir que el Parlamento Europeo queda a centenares y centenares de kilómetros, pero la respuesta es evidente: de cuanto se determina en Bruselas o en Estrasburgo, dependen incluso no pocas de nuestras rutinas a pie de calle o dentro de nuestras casas. Pero lógicamente la atención primordial se detendrá en nuestros municipios y en nuestras autonomías, las administraciones más cercanas a las que acudimos, a las que nos quejamos, a las que demandamos soluciones, que además son las que gestionan los recursos que ponemos en sus manos, una responsabilidad muy severa por su trascendencia. Previsiblemente, el mapa de las ciudades más pobladas y de los legislativos va a ser fragmentado y va a demandar mucho diálogo, que es el río por el que transcurre la oratoria para el entendimiento y, sobre todo, para la eficiencia en el manejo de los asuntos de interés general, los que acelerarán el progreso si hay ambición o se limitarán al leve transcurrir del tiempo mientras otros territorios avanzan. Ahí está la elección y el compromiso.