Opinión
Por
  • Carmen Trasobares López

Atención al cliente

En nuestro mundo globalizado, cada vez es más fácil hallar empresas -especialmente de telecomunicaciones- que dispongan de un servicio de atención al cliente.

Teléfonos fijos y/o móviles, correos electrónicos, whatsapps y otras diversas opciones, están a disposición de los clientes -en teoría- para solucionar los problemas que se les puedan presentar.

Pero, en la práctica, sucede que las personas responsables no están preparadas para tal labor, siendo incapaces de resolver los inconvenientes y fallos que la clientela les plantea.

Además, lejos de atender con mimo sus necesidades y quejas con la mayor brevedad posible, algunas de ellas hasta se permiten aprovechar la situación para intentar desarrollar una política de tele marketing que les han ordenado sus superiores, centrada en impulsar más y más sus ventas.

Ni qué decir tiene que esa dejadez, incompetencia e ineficacia, sumada a esas soporíferas esperas y pases a otros departamentos a través de la centralita con musiquitas interminables incluidas, provocan la exasperación del bien más preciado de cualquier empresa del mercado, como es el cliente, indiscutiblemente.