Opinión
Por
  • Antonio Valdés Palacio

El calvario de los profesores

Algunos de los alumnos de unas edades comprendidas entre los 14 y los 18 años son un verdadero calvario para los profesores que imparten clases. Muchos de ellos están estudiando porque sus padres les obligan y se encuentran desmotivados, pero a la vez con una actitud ofensiva de cara a los docentes. Las faltas de respeto, burlas y gamberradas no solo irrumpen en el buen llevar de los que enseñan, sino que interrumpen en el buen deseo de sus compañeros por aprender. Son un verdadero estorbo en el desarrollo de las clases. Los maestros les llaman la atención y no les hacen ni caso. Pero el verdadero problema existente es que los padres, cuando les llaman los tutores para explicar la situación, no asimilan las circunstancias y no hacen nada para corregirles. Piensan que sus hijos son unos buenos alumnos y que los docentes les tienen manía.

Hay que entender que anteriormente a la democracia se pegaba a los que se portaban mal y, ahora, desde luego que no se le ocurra a ningún profesor darle una bofetada a un alumno, aunque se la merezca, porque se le cae el pelo. Ni lo de antes ni lo de ahora.

No nos podemos ni imaginar la gran cantidad de bajas por depresión o estrés que se están produciendo entre los docentes por culpa de estos elementos que ni hacen ni dejan hacer.

Esto no puede seguir así, hay que tomar medidas. Si no se comportan en clase es necesario expulsarlos, darles las materias en apuntes o en libros. Que estudien en casa y solo se presenten a las clases para examinarse. Esta práctica debe tomarse después de que se hayan producido faltas de comportamiento. Con esto cubriremos el bienestar de los alumnos que tienen interés por estudiar y la tranquilidad de los que imparten las materias para que sean en esta vida unos hombres de provecho con buena cultura.