Opinión
Por
  • VENANCIO RODRÍGUEZ SANZ

Un monstruo llama a mi puerta

El domingo pasado salí a la calle muy temprano para ir a la montaña y me encontré un monstruo. En principio me produjo una grata sorpresa pero, a medida que pasaba el día, la lucha con él se hacía cada vez más sangrienta. Era evidente que el engendro era muy poderoso, peor él no sabía con quién se estaba metiendo... A pesar de mi mala cara, no quise asustar a mis colegas con mis cuitas y les dije que no me encontraba demasiado bien. En ocasiones, estuve tentado de rendirme y pasar página, pero en esos momentos el endriago sonaba y una voz cavernosa desde el más allá me imprecaba: "¡ven!", y empezaba de nuevo el feroz combate. Yo me decía, "de qué planeta habrá salido éste...". En fin, fue mientras regresábamos a casa, a las 19,00, cuando exhausto le dije: "¡ya basta!". A lo que él me contestó: "pero si nadie se va a enterar y te vendrá bien". Y yo le respondí: "pero yo sí y no se hable más!". Entonces, al llegar a casa lo primero que hice fue coger el teléfono y llamar al dueño de la cartera repleta de billetes y el móvil y le dije a su propietario que yo tenía lo que había perdido... Mientras me tomaba una cerveza y charlaba amistosamente con él, sentí que había hecho lo correcto.