Opinión
Por
  • ANTONIO CARRERAS CONTE

Estaba raso y con sol, pero tronó en Huesca

Me contaron que estaba un matrimonio el domingo 9 sobre las 12:30 horas en el salón de su piso de la calle Cabestani cuando la esposa pregunta: Mariano, ¿está tronando Él, mirando a la ventana, le contesta, "sería raro, porque hace sol y está raso". Ella se acerca a la ventana y mira hacia donde venía el ruido y con gran sorpresa expresa, "raro no, rarísimo, porque truena en el suelo y no en el cielo".

El domingo 9 de Junio de 12:15 a 13:15 hubo una gran tronada en varias calles de Huesca, pero el estruendo no daba miedo, sino que llamaba la atención ya que venía de los cencerros de los 160 chotos que los ganaderos y ganaderas de la Plataforma Contra la Presencia del Lobo y Oso en Aragón tuvieron a bien concentrar en Huesca y hacer un recorrido por las vías principales de la capital Oscense.

Siempre me habían dicho que la trashumancia es una aventura, y así comenzó cuando, al salir los animales de la paridera donde se habían reunido, tres chotos jóvenes saltaron del rebaño y emprendieron una alocada carrera, parecía que tenían prisa por pisar las calles de Huesca. Menos mal que varios pastores, como auténticos galgos, salieron tras ellos y, después de varias corridas, los pudieron acorralar y atrapar. Esto también forma parte de la aventura, comentaron.

Hay que reconocer el mérito y el buen hacer de los pastores y pastoras de la Plataforma. No es fácil el bonito y espectacular acto que nos ofrecieron, y son varios los motivos que lo complicaban, como: los animales eran de varias ganaderías que se conocieron un cuarto de hora antes de iniciar el recorrido, están acostumbrados a ir en rebaños con las ovejas, y tanta gente y bullicio tampoco acompañaba, pues, a pesar de todo, el comportamiento por las vías urbanas fue excepcional, sin ningún problema ni contratiempo, gracias al buen hacer de los pastores que con muy buen criterio rodeaban el ganado a su paso por las calles de la capital, impidiendo cualquier escapada.

No es sencillo traer los sonidos del mundo rural a la ciudad. El estruendo de los cencerros se mezclaba con los lamentos de los ganaderos y ganaderas, haciéndonos llegar sus numerosos problemas para seguir en este milenario oficio. Si las diferentes Administraciones no toman cartas en el asunto más temprano que tarde, estaremos ante una actividad en peligro de extinción.

Desde las ciudades se debe apoyar la ganadería extensiva, ya que nos proporciona unos alimentos de calidad, cercanía y obtenidos de unos animales criados en libertad, desde los secanos de Los Monegros hasta las grandes praderas regadas por el Ebro, Cinca o Jiloca, las sierras turolenses o nuestros valles y puertos del Pirineo.

La ganadería extensiva agoniza. Varios son los motivos que desde hace años están ahogando al sector. Los bajos precios, el relevo generacional, la falta de mano de obra cualificada, los cambios en la agricultura (donde hoy cosechan mañana siembran) pues a pesar de todo esto y con muchísimo trabajo los ganaderos y ganaderas resisten y hay jóvenes que se están incorporando al sector. De nada servirá esta lucha si la Administración sigue con la idea de no hacer nada ante la presencia o introducción de los grandes carnívoros como el lobo y oso, esto sí que puede ser la puntilla que termine con la actividad ganadera de todo Aragón. Cualquiera que sepa de números se puede dar cuenta, si un solo lobo que hay en Los Monegros lleva en dos años más de 500 ovejas muertas. ¿Qué será el día que se forme una manada , sabiendo que el poder y la destrucción del lobo esta en el grupo. Y no solo será la ganadería la afectada, a ver quién tiene narices de acampar, buscar setas o pasear a la luz de la luna en tierra de lobos y osos, que no nos vengan con el cuento de que el lobo es esquivo y no ataca, hay datos de que cuando estos depredadores dominaban la tierra se comieron a personas. ¿Puede la Administración asegurar que esto no va a suceder Los políticos tienen que tomar medidas cuanto antes, mañana es tarde. A no ser que prefieran que las fieras campen a sus anchas, antes que la ganadería extensiva, esa que limpia nuestros montes y es el mejor remedio para evitar incendios, que asienta población y mantiene vivos los pueblos. Nuestra tierra se desangra, es una realidad. El interés de los gobernantes para remediarlo, como mucho se les supone. Aquí tienen oportunidad de demostrarlo.