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  • Diario del Altoaragón

La llamada de emergencia de la ORA

La orquesta Reino de Aragón se halla, en su tesitura actual y después de ocho años de trayectoria, en la paradoja de reclamar la atención de las nuevas instituciones y del conjunto de la sociedad con una "llamada al 112", el de emergencias. Nacida en su primera residencia en el Palacio de Congresos de Huesca, hubo de emigrar sin olvidar su condición de hijo pródigo al Auditorio de Zaragoza, porque la oferta de las administraciones oscenses era manifiestamente insuficiente. Sin entrar a valorar voluntad, oportunidad y dimensión, el caso es que la capital oscense perdió su presencia residencial por la insostenibilidad de las condiciones. Y ahora, apenas un par de años después de la absorción por la superior dotación zaragozana, la formación dirigida por Sergio Guarné y, en la batuta, por Ricardo Casero incide en la imposibilidad de competir con la apuesta de otras comunidades autónomas por la música culta. Si de por sí la tradición orquestal es una debilidad de nuestra región, no se aprecia la suficiente visión desde los estamentos públicos para entender que la determinación en este campo aporta cultura, educación, turismo y empleo. La diferencia respecto a otros territorios resulta, francamente, insultante y desmotivadora.

Y, sin embargo, la vocación y la pasión por la música y por Aragón, que ha sido además exportada en su virtuosismo a seis países con más de un centenar de conciertos, está propiciando una hercúlea resistencia que debiéramos reconocer, si no ya apreciar y aplaudir. Aragón, paradigma de historia cultural, artística y literaria, ejemplo por tanto de sensibilidad en las expresiones, tiene ante sí el desafío de impedir la precariedad de una orquesta nacida para reivindicar el valor y la calidad de las generaciones egresadas de los muchos centros que no pueden topar en el vacío.

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