Opinión
Por
  • MARÍA DEL PILAR MARTÍN FAURE

Centro de Cultura Popular, la juventud en el centro

Eran los años ochenta del siglo pasado cuando el Centro de Cultura Popular en su opción por la Educación como motor de cambio y su predilección por las personas más desfavorecidas, las y los jóvenes y los entornos obreros y las culturas como bien patrimonial de todas y de todos, propuso al Ayuntamiento de Huesca de entonces un Plan integral con jóvenes que diera respuesta a la realidad de desempleo juvenil, al desencanto y falta de participación, desinformación y caída libre hacia las adicciones, desde el gran potencial de cada joven, buscando visibilizar su poder integrador, ya con un incipiente enfoque de género.

Han pasado más de treinta años de servicio de esta asociación a la Institución local y a la ciudad con las y los jóvenes. Las personas que han liderado sus distintas fases han mostrado una profesionalidad profundamente creyente en el potencial de cada persona y su entorno comunitario, contrastado de forma continua con la realidad cambiante, para, tras un análisis sosegado pero ágil, seguir ofreciendo respuestas radicales desde la sencillez más compleja.

Hoy la ciudad de las niñas y los niños es un proceso participativo del que hacemos gala como ciudad, la Orientación para el empleo y el emprendimiento social tienen también parte de su trayectoria, las respuestas al ocio, sin lugar a dudas, mucho de su talante mediador.

Esto no es un homenaje, es un reconocimiento a la capacidad de evolución de un proyecto de servicio ciudadano del que doy fe, resaltando no solo el buen hacer, sino la entrega y la convicción de cada persona que ha formado parte del proyecto en que la contribución social es un bien preciado que es bien en la medida en la que se comparte. Es lo que queda y lo que realmente permite continuar. ¡Gracias, compañeras, cueste y valga!".