Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Pago de las autovías, cuidado con los simbolismos

El gobierno en funciones ha planteado la posibilidad de introducir el pago en las autovías con un peaje que califica de "simbólico" para asegurar la viabilidad, aunque agrega que nada hay decidido. Puede entenderse, consecuentemente, que quizás nos hallemos ante un globo sonda para tantear la atmósfera sin realizar un agujero que menoscabe la popularidad gubernamental. O, por el contrario, se apreciaría efectivamente como un cambio en el concepto para la conservación de estas carreteras a través de un añadido en la presión al bolsillo del ciudadano, que en el uso de su vehículo ya abona impuestos en los que se supone que va implícito el mantenimiento y la adecuación cuando preciso fuere de los firmes y los trazados, cuestiones que evidentemente incorporan un factor de seguridad al que no podemos ser ajenos.

Si un ejecutivo en la debilidad de su condición de estar en funciones se lanza a un anuncio tal, cabe interpretar que en la firmeza posterior a la investidura aplicaría tal medida. Se antoja poco consistente y hasta serio que los ministros ahorrador -de Hacienda- y gastador -de Fomento- confluyan en el mensaje porque previamente habrían coincidido en el diagnóstico. En todo caso, la cuestión no es baladí por dos motivos: el primero porque representa un salto de calidad y cantidad en las características de la prestación de una infraestructura fundamental; la segunda, que los precios y tasas simbólicos tienen una querencia difícilmente refrenable a la elevación, con lo que aquí estamos hablando de un cambio en la relación entre administradores y administrados, en una coyuntura de precariedad institucional y de atisbos de alguna inestabilidad en los indicadores económicos. Una propuesta más propia del sometimiento al veredicto electoral que del lanzamiento etéreo de un globo.