Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Estaría bien que el G7 "sufriera" el Pirineo central

Entendemos que a Estados Unidos, Japón o Canadá las comunicaciones transfronterizas por el Pirineo les importarán no poco, sino cero. Incluso al Reino Unido, más envuelto en sus lides del "brexit" que en cuestiones aparentemente domésticas. Algo más atención debieran prestar Italia, Alemania y, sobre todo, Francia, incursos en la toma de decisiones de la Unión Europea y, consecuentemente, con la responsabilidad y la necesidad de demandar rigor con las inversiones comunitarias que, por tanto, han consumido fondos pagados con los impuestos de todos los ciudadanos del Viejo Continente. Y podría ser una buena oportunidad, la de la cumbre del G7, para que los gobernantes parisinos comprendieran la situación de las carreteras del centro de la cordillera. Sin embargo, acudirán en avión o confortablemente por la red de vías rápidas que une la capital con la bonita Biarritz, con lo que la percepción de la realidad quedará reducida a un leve tránsito.

Al resto de los humanos, los que tienen que seguir los consejos de la Dirección General de Tráfico de España y disfrutar la belleza de los valles del otro lado de Somport y Portalet -los ocupantes, porque el conductor bastante tiene con mantenerse dentro de los estrechísimos y sinuosos trazados-, no les queda otro remedio que constatar la enorme diferencia entre la parte española y la francesa, en el caso del magno túnel además con el pensamiento puesto en esa cantidad de millones de euros que fueron consignados por la UE para desembocar en una infraestructura en el valle del Aspe más propia de finales del siglo XIX que de principios del milenio actual. La dirigencia mundial va a apreciar vanguardistas comunicaciones, playas y belleza. Una dulce y confortable estancia al lado de unas rutas rayanas en lo indigno de alto riesgo.