Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Caso Ghoddos, el estilo de la S.D. Huesca

L A RESOLUCIÓN del Caso Ghoddos revela el estilo de la Sociedad Deportiva Huesca en los últimos años: discreción, paciencia y respeto hasta la resolución de todo procedimiento, pero a la par firmeza. Probablemente, quede ajeno a la premura de estos tiempos, a los anhelos periodísticos de las primicias -antepuestas equívocamente a la razón fundamental de cualquier medio, que es la coherencia con su línea editorial y con el respeto a sus audiencias-, a la tendencia al exabrupto y a esa dificultad creciente de una de las facultades del ser humano: la escucha, que Oprah Winfrey sitúa como el anclaje sobre el que ha atesorado su fortuna, más que entrevistar, más que hablar.

Justo es reflejar en esta tribuna esa marca definitoria y diferencial del club azulgrana. Ha estado sobreexpuesta, por la prudencia -una virtud, lo crean o no algunos-, a críticas desaforadas, a incomprensiones y a no pocos vituperios, algunos desde ese basamento de cristal que son las redes sociales, que Umberto Eco describió como las "legiones de estúpidos" embebidos de la falsa creencia de una autoridad que, empero, se adquiere con la preparación, con el esfuerzo, con la humildad y con la ética. Es evidente que, como toda organización dirigida y movida por personas, está sometida a los errores humanos y al escrutinio externo por ser pública. Pero también lo es que al césar hay que entregarle lo suyo cuando se ha volcado tal avalancha de escepticismos y de maledicencias. El Huesca está cincelando dos estilos. Uno, que se apreció el domingo y es innegociable, el futbolístico del buen gusto y el espectáculo sin renuncias. El otro, el corporativo, sobre la seriedad y el rigor que no admite premuras ni atajos, por más que se le ponga en el ojo del huracán. Y ejemplaridad como constata el caso Goddhos, porque hay que cumplir los compromisos. Es buena hora.