Opinión
Por
  • JOSJÉ LUIS MONTANER MONCLÚS

Vergüenza ajena

En el transcurso de las pasadas fiestas, a primera hora de la mañana y transitando por el parque oscense, una pareja me detuvo para que les diera referencia sobre una dirección.

Se suscitó un corto diálogo sobre la animación en las calles, eventos, puntos que visitar..., cuando el varón me preguntó si en las cercanías había granjas de gallinas. Según dijo era veterinario y era conocedor del mal olor a "gallinaza" que percibía.

No, le respondí, las granjas creo respetan las distancias establecidas y lo que usted percibe son los excrementos humedecidos de la plaga de estorninos y palomas torcaces que se alojan en el arbolado. Ya ve como están los bancos, totalmente inutilizables, y el suelo no digamos.

Mal asunto, me dijo; suciedad, molestias, enfermedades...

Ya los asustan con cohetes, levantan vuelo y al poco ya están de vuelta le contesté.

De verdad, señor regidor del ayuntamiento, sentí una gran vergüenza ajena porque soluciones las hay.

Y ya, sin dejar el parque, hago mías las declaraciones del presidente del barrio de San José en toda su extensión, declaraciones que aplaudo sobre el "pipicán" de lujo que disponen, pero que conste que no le va a la zaga el de mi barrio, Paseo de las Autonomías, y que supongo ocurrirá en las demás zonas ajardinadas. Posiblemente yo lo hubiera podido decir más alto, pero no más claro.

¿Qué podíamos esperar de "animalistas progres", dando patente de corso a todo aquel desaprensivo incívico que accede a los parques con sus perros ¿De qué sirven carteles más o menos ocurrentes, advertencias y prohibiciones Y no digamos nada del trasiego de bicicletas. Ni el velódromo en sus mejores tiempos.

Es mi parecer que con media docena de denuncias, en una semana todos advertidos.

Y para colmo la fuente nueva. Solo la he visto funcionar cumpliendo completamente su cometido el día de su inauguración. Me gustaría que alguien me desdijera aseverando que ha visto todos sus surtidores totalmente operativos.

Ni surtidores, ni bancos utilizables cuando ocasionalmente funciona (a no ser que vayas provisto de impermeable y apurando un poco de jabón y toalla) y ya no digamos si alguien quiere mantener una discreta conversación con el ruido de fondo. Ni las gradas de Soaso.

No puedo dejar de dar mi opinión sobre los ridículos cartelitos de "bilingüismo" y digo ridículos no solo por aquello de su inutilidad, por no ser cierto cuanto en ellos se afirma, se ponga como se ponga quien tan brillante idea plasmó, sino que para enterarse de su contenido hay que detener el vehículo que se ocupa (a no ser que entres en la ciudad andando de regreso de un paseo o se viene haciendo el Camino de Santiago).

Yo voto por que se quiten y con los mástiles que los sustentan, por aquello de aprovechar el material, debidamente troceados, utilizarlos como "bolardos" en el puente "Pedro Lafuente", sustituyendo los deteriorados.

Vergüenza ajena, oiga.