Opinión
Por
  • Juan García

El progresismo

El lema de "Por un gobierno progresista", que preside todas las salas de reuniones del Partido Socialista, se ha convertido en una especie de mantra político destinado a seducir a la sociedad como la única manera de asegurar el bienestar. Por supuesto, se trata de un señuelo de atractiva apariencia que pretende apartar la vista de otras realidades que afectan a la convivencia social y las propias libertadas individuales que pretende defender. El progresismo, que tiene sus raíces en la Revolución Francesa y en el liberalismo norteamericano, se ha transmutado en una especie de "religión civil" de la izquierda que aspira a descomponer las convicciones morales de la mayoría social, consideradas de manera despreciativa como "conservadoras". Los principios del progresismo que Pedro Sánchez defiende con tanto ahínco, se basan en un laicismo agresivo, junto a un feminismo radical y, sobre todo, en la ideología de género que niega las diferencias biológicas de hombres y mujeres.