Opinión
Por
  • Antonio Lasheras

Unas temperaturas para olvidar

Las estimaciones de almendra en Aragón y en España, nunca han sido reales. Porque las estimaciones siempre se hacen 3-4 meses antes de la recolección.

En el mes de mayo la estimación subjetiva de almendra en España se calculaba en 90.000 toneladas, un 25 % más que la cosecha de 2018.

Las adversidades climáticas en el pasado siglo en referencia al almendro se centraban en los fríos que se producían entre febrero y abril.

Cuarenta años después, seguimos con el riesgo de las heladas que pueden afectar a secanos y regadíos, pero en los últimos años, nos ha llegado una nueva adversidad. Las altas temperaturas y la sequía, que en la presente cosecha de 2019 están mermando la producción en un porcentaje altísimo en cantidad y calidad.

La falta de humedad en el suelo de los secanos y los 35º / 40º nos descubren nuevas reacciones en los almendros. En la segunda quincena de junio y la primera de julio, los almendros sobreviven absorbiendo la humedad del fruto, hojas y tallos.

El resultado de este fenómeno climático, es una merma importante de la cosecha y un deterioro en los árboles y calidad de la almendra.

Cuando el almendro en el año 1960 era un cultivo exclusivo de los secanos, nuestros abuelos no admitían plantaciones en regadíos. Los regadíos eran reservados para otros cultivos. Pero si nuestros abuelos vivieran hoy, pensarían lo mismo que los almendricultores actuales.

Si aspiramos en los próximos 2/3 años a volver a alcanzar la segunda producción mundial, la base productiva estará asentada en las plantaciones de regadío.

Los secanos, cada año que pasa, nos ofrecen cosechas escasas y de baja calidad. Los frutales de todas las especies, incluido el almendro, nos exigen tener una buena sanidad vegetal, cubrir todas sus necesidades nutricionales y por supuesto sus necesidades hídricas. De no ser así nos tocará sufrir verano tras verano, en detrimento del cultivo y de la economía.

Aun siendo crítica la situación actual, seguimos vertiendo demasiada agua al mar en detrimento de las cosechas y calidad de las mismas.