Opinión
Por
  • LUIS BUISÁN VILLACAMPA

Curioso pasatiempo

El tema a tratar hoy me llama la atención. ¡Ay que ver adónde llegan las inteligencias que nunca habrán tenido un corral de gallinas! Uno harto de conocer el rebaño de aves domésticas, de verlas correr, comer, y todo lo demás, no había hecho tal observación y valoración entrometida en la vida del gallinero. Vamos a ver. Si los gallos violan a las gallinas, según el último y reciente descubrimiento, las gallinas deberían rechazar al gallo, en vez de quedarse quietas. Por esa sencilla razón no hace falta preguntarles si se sienten violadas. Además, hablar por boca de las gallinas es cosa de cuento y atrevimiento. Esto de comparar a los gallos y gallinas con hombres y mujeres... Asimismo es mala cosa la osadía de meternos en ese terreno del que no es fácil salir airosos. ¡Vaya un tema delicado y complejo! ¡Cómo avanza la progresía! Hasta podríamos llegar a ver gallinas en alguna manifestación campestre o callejera, para protestar. Puede parecer que el gallo abusa de la gallina. Pero también parece que entre gallinas y gallos hay total complicidad. Por lo que como chiste, broma, y como idea literaria, valen. Pero otra cosa es aplicar esa idea asociada a un movimiento político, como soporte de una ideología. Aunque el ejemplo o la comparación la demos por buena, por certera, ¡vaya nivel político que tenemos! Pensado y planteado antes de abrazar la posibilidad de una metedura de pata crítica y escandalosa, no obstante... Es que habiendo llegado a tal punto de simpleza o memez, no cabe otra cosa que no sea el tomárselo con paciencia y en broma. Porque, ¿de verdad es serio ese planteamiento, esa idea u opinión sobre el machismo de los gallos ¡Que sabrán ellos! Lo mismo que sé yo de gallinas feministas.