Opinión
Por
  • MARIANO RAMÓN

Cambio climático

Las altas temperaturas padecidas este verano han espoleado nuestras conciencias en orden a la realidad del calentamiento global y en consecuencia se ha avivado nuestra disposición para afrontar el problema de manera responsable. A mediados del siglo pasado hubo un alcalde que se opuso a hacer de Huesca una ciudad con chimeneas fabriles a fin de mantener el hábitat ciudadano libre de humos. Entonces fue tildado de retrógrado por aquello del desarrollo industrial y la creación de puestos laborales, pero al día de hoy justo es reconocerle lo acertado de esa visión compatible con la instalación de otros centros de trabajo no necesitados de combustiones contaminantes. Sin embargo, el desplazamiento cotidiano de los trabajadores contribuye en cierto modo a mantener la contaminación eludida. Basta observar el tráfico de vehículos por las rotondas de Ramón y Cajal y del mulo y por Martínez de Velasco a las horas de comer y de entrar y salir del trabajo. Para comprender que estableciendo la jornada laboral continua se podría reducir la contaminación local así como mejorar la conciliación familiar. Y miel sobre hojuelas si además los propios centros de trabajo, en colaboración con las arcas institucionales, pusieran a disposición discrecional de sus empleados un parque de tricicletas y bicicletas movidas a pedal o eléctricamente. Y al mismo tiempo que se pretende hacer de Huesca una ciudad amable, procúrese hacerla también residencial, para lo cual y amén de liberarla de humos, promociónese la vegetación de su entorno mediante la forestación de sus lomas y cerros aledaños según modelo de San Jorge y llévese a cabo el proyecto Canal de la Hoya.