Opinión
Por
  • CARMEN TRASOBARES LÓPEZ

La paciencia

La paciencia, y más en un mundo tan impaciente como el nuestro, es una virtud humana poco común.

Se define como un valor que nos hace a las personas tolerar, comprender, padecer y soportar los contratiempos que indefectiblemente nos depara la vida, con aguante y fortaleza exentos de lamentos, porque uno aprende a actuar acorde a cada circunstancia moderando las palabras y la conducta en esos momentos.

La educación de nuestros hijos es uno de los múltiples bancos de prueba, ya que una mayoría de ellos son más traviesos y rebeldes de lo que podía esperarse, pero el auténtico reto es tener la habilidad para saberlos educar tolerantemente y de la mejor manera posible.

Los expertos coinciden en que, primero, es esencial desarrollarla desde la más tierna infancia así como entrenarla constantemente para evitar insatisfacciones, segundo, es propia de personas sabias y, por ende, no debe de confundirse nunca con la pasividad.

Y es que, amarga pero de fruto dulce, tal como dijo el famoso escritor inglés del siglo XV John Heywood, se trata de una flor que no florece en todos los jardines.