Opinión
Por
  • LORIÉN SIERRA

El cambio de lo inmutable

En esta, nuestra vida de conocimientos, de investigación y en la que tan valorado está el saber, sigue habiendo algo de lo que pocos se atreven a opinar (o al menos a fundamentar).

Hablo de la muerte. Lo más inmutable e irreversible que nos acompaña y augura a los seres humanos. Pues bien, hasta esto ha "sufrido" un pequeño cambio en los últimos tiempos: Mi bisabuela vistió de negro cada uno de los días de su vida desde su viudedad. Mi abuela acompañó el duelo por la muerte de su hijo con eucaristías y rosarios. Y mi madre, que acaba de perder a su hermano, lo ha despedido cantando.

Lejos de ser considerada una "bicha rara", una impura o una revolucionaria, mi madre ha sido felicitada por la gran mayoría de personas que presenciaron el funeral de su hermano (mi tío), alegando que fue la despedida que a él le hubiera gustado.

Con todo esto, quiero llegar a que el mundo cambia, las personas cambian y hasta lo más oscuro e inamovible en lo que uno puede pensar, como es la muerte, cambia.

Todo cambia, y no es malo si el fin es mejorar, embellecer, sentir y, ¿por qué no Disfrutar.

Con todo el respeto del mundo, me subo al carro del cambio de la penitencia al disfrute. Porque todo cambia. Todo, excepto la negativa al cambio por parte de algún estancado sector de la iglesia católica.

Te quiero tío.