Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El frenazo inquietante en la economía

El Banco de España ratificó una percepción de organismos y entidades profesionales en el sentido de que, ya sí, nos hallamos ante una desaceleración de la economía que tiene sus efectos concretos en muchos sectores de la ciudadanía. La caída en cuatro décimas de la previsión de crecimiento, hasta los 2 puntos para el presente ejercicio, viene acompañada por la constatación de que se está generando empleo a la mitad de ritmo que el año precedente (según las estadísticas de enero a abril y coincidiendo, como denunciaban las organizaciones empresariales, con el aumento del Salario Mínimo Interprofesional), de que la afiliación a la Seguridad Social ha moderado su subida, de que se está resintiendo considerablemente el consumo interno y de que el mercado de la vivienda también padece una ralentización.

Decía Marcos de Quinto en su condición de observador de la economía que el aprendizaje del error está sobrevalorado -lo que obviamente es discutible- y que, por el contrario, conviene extraer conclusiones de los éxitos de cada compañía y, consecuentemente, de cada país. Tiene su lógica. En unos resultados óptimos, influyen factores de las propias habilidades y actitudes, pero también algunos externos que multiplican los rendimientos y que, de no ser cuantificados, impedirán nuestra respuesta en el futuro. La economía española ha caminado los últimos ejercicios por la senda de los crecimientos importantes, pero además de los méritos propios han influido los vientos de cola que hoy, con la inquietud por circunstancias como el brexit o el precio del petróleo, pueden estar impidiendo de frente el avance. Se añade, además, el vacío que implica la falta de gobierno y que nos llevará así hasta el 10 de noviembre. La iniciativa privada, otra vez, habrá de asumir el liderazgo.