Opinión
Por
  • ÁLVARO SÁNCHEZ COSCULLUELA

Ardiente independentismo

No, otra vez han vuelto a fallar los oráculos buenistas de turno, las premoniciones de buena fe, la ignorancia imperdonable de muchos que vaticinaban, con aparente desdén y evidente condescendencia, la decrepitud de un independentismo catalán que ya no ardía como antes y que se apagaba y consumía en una inocua nube de cenizas.

Hace apenas unos días todos nos enteramos de la detención por parte de la Guardia Civil de nueve independentistas acusados por la Audiencia Nacional de terrorismo, rebelión y tenencia de explosivos. No importa en absoluto que la Benemérita llevase año y medio investigando a estos adalides de la democracia, da lo mismo que hayan encontrado sustancias para fabricar explosivos en sus metíficos escondrijos o que hayan incautado anotaciones con objetivos concretos en los que los detenidos pensaban actuar. Da igual porque ya han salido las hordas de sus correligionarios a tomar las calles como siempre: haciendo gala de un victimismo insultante, culpando a España de una represión furibunda (curioso cuando Cataluña es una de las regiones europeas con más autonomía) y llamando, una vez más, a la insurrección "pacífica" (entiéndase destrozar los coches de la Guardia Civil, cortar autopistas mediante la quema de neumáticos o increpar, amenazar y agredir con inusitada violencia a todo aquel que no comulga con sus tesis totalitarias, niños incluidos).

Sin embargo, el hecho de que supuestos demócratas se comporten como fascistas no es lo más grave. Lo más abyecto y desesperanzador es el respaldo, apoyo y dotación económica y material de esa subespecie llamada "políticos". Cobran ahora significado las palabras del presidente de Cataluña alentando a los CDR ("Apretad, hacéis bien en apretar") con el fantasma de ?Terra Lliure" ululando y no extrañan las diatribas de esas señorías que viven gracias a nuestro dinero acusando a la oveja de haber provocado al lobo.

Al otro lado de la frontera, en el Congreso, la izquierda española, una vez más, calla y otorga. Al fin y al cabo, comparten con independentistas la alergia y enconada e incomprensible inquina hacia todo lo que tenga que ver con España y su unidad.