Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Diferenciar lo sustancial de lo dogmático

L A ENTREGA de los premios Porc d"Or en Huesca reveló las magníficas prácticas de algunas de nuestras explotaciones de ganado porcino, entre las que sobresalió hasta el punto de alzarse con el Especial con Diamante Laguarres Agropecuaria del Isábena, que no es sino la expresión de la máxima competitividad dentro de un sector que resalta en el conjunto de España no sólo por la cantidad –hoy nuestra provincia es líder en producción- sino fundamentalmente por la calidad en unas explotaciones en las que la máxima es el bienestar animal que redunda en la adecuada y saludable nutrición humana. No anda sobrado nuestro territorio de factores de competitividad prioritarios como para enredarse en dogmatismos que, si bien son respetables porque toda opinión y su expresión lo son, no ha de paralizar un vector de desarrollo en el que la posición dentro del entorno global es prometedora.

Con una visión amplia, Huesca ha de apostar por la integración y la transformación de una producción que trasciende el aspecto meramente local para tener una repercusión global en una coyuntura de exigencia de producción de carne saludable para el suministro a millones de personas de todo el planeta. Por supuesto que hay que incidir en la máxima sostenibilidad de esta actividad, en la investigación y el desarrollo de aplicaciones para los purines y otras afecciones –como en tantas industrias- y en el avance en la trazabilidad y la calidad global que hoy ya son sobresalientes. Pero, en ese camino, hay que aplaudir a quienes, comandados por un Ignacio Almudévar inasequible al desaliento y con el foco puesto en la proyección de su tierra, han atraído hasta Huesca los "óscar del porcino". En la diferenciación siempre está la virtud y el progreso.