Opinión
Por
  • MARÍA PILAR CLIMENTE

Quiero ser diferente a las personas que me rodean

No me importa tener como amigos o amigas de diferente raza, estatus social o cultural. Todos estamos construidos por el mismo patrón. Unos no salen de su mundo interior. En cambio, otros son idealistas, hablan con una mirada llena de entereza, que es reflejo de una forma de comportamiento hacia los demás, hacia su vuelta a reconocer sus miedos de no poder poseer un futuro mejor para su propia familia.

Toda persona merece un respeto, sea cual sea su ideología. Todos estamos de acuerdo en que queremos tener un trabajo fijo o aunque sea de tres o cuatro meses. Es un sueño para cualquier persona, que intenta demostrarse a sí mismo o a su propia familia que, además de ser una persona enferma, tiene un corazón del tamaño de toda la masa vegetal que poco a poco consigue que se vaya transformando ese miedo a su enfermedad en una autoayuda con terapias, con una vida activa pero sin complicaciones.

Convivimos unos con otros y, si se forma tensión, con un roce, con una palabra oportuna, dulce, te sirve de ayuda por este camino repleto de caídas. Y, todavía, hay personas que pasan de los convencionalismos sociales y ayudan con sus dignos discursos en la plaza de Aragón. Son una mayoría que en un mundo diferente se conocen entre ellos y llevan unos ideales capaces de ser cumplidos entre la juventud,.

Las autoridades locales, las manifestaciones o el calor con que invaden los ciudadanos todo el casco urbano de "Osca" nos pueden hacer ver que no todo son juergas nocturnas, consumo de drogas o cualquier elemento que convierten a una persona en un animal peligroso.

Hay que dar alegría.