Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un respeto a la Constitución

No merece la Constitución Española otra actitud que no sea la de respeto y admiración profunda. No empece para que determinadas partes, sometidas al natural proceso de envejecimiento, hayan de ser complementadas, corregidas o sustituidas, por el transcurso natural de la evolución sin que intervengan factores interesados que nada tienen que ver con el interés general.

Tan fructífera ha sido la carta magna para la convivencia de nuestro país que merecería que marcáramos de verdad el calendario en rojo para oficializar y oficiar una fiesta preminente para nuestro país, con celebraciones el mismo día 6 de la clase política, todos los representantes de la vida pública y los ciudadanos en general. Se nos ocurre que, de esa manera, la introduciríamos en el calendario de las tradiciones más arraigadas, en letras de oro junto a las que cada una de las localidades de España prepara y goza con máximo júbilo, con total pasión.

Como todas las fiestas, por supuesto que es susceptible de renovar y optimizar. Pero en ningún caso puede vulnerarse su espíritu, porque sería tanto como destruir los vínculos que fortaleció entre todos los españoles en una coyuntura que demandaba grandeza de miras, apertura de oídos en escucha activa, claridad argumental, empatía y comprensión, porque el objetivo era tan impresionante que nos llamaba a buscar el progreso a través del entendimiento para edificar una sociedad igual en oportunidades para todos y cuidadosa con la diversidad que alumbra al ser humano. Nadie está legitimado a usar su poder ni su representación para quebrantar la esencia constitucional por un beneficio alicorto. Todos, sin inmovilismo, debemos empero sostener la tutela y la vigilancia de su condición y su voluntad.