Opinión
Por
  • CONCHITA DEL MORAL HERRANZ

Recordando a nuestra madre

El día 8 de diciembre, fue una gran fiesta para España, la Inmaculada Concepción, nuestra patrona; aunque desde siempre sabíamos que la Madre de Dios y madre nuestra ya en el momento de la Cruz Jesús nos la entregó, como madre era inmaculada, es decir concebida sin pecado original y así lo creíamos, deseábamos que el papa lo declarara como Dogma y España entera lo pidió y fueron los señores de Molina de Aragón los que en persona se entrevistaron con el papa y lo declaró solemnemente como Dogma.

Teniendo una madre así ¿qué nos puede asustar Ella se preocupa y ayuda a cada uno de sus hijos siempre que acudimos a ella con fe y confianza.

El corazón de una madre siempre está dispuesto a cuidar y guiar a sus hijos, si esto lo hace una buena madre de la tierra ¿cómo lo hará nuestra Madre del Cielo Ante cualquier necesidad confiemos en Ella y como buenos hijos tratemos de imitarla y sorprenderla con pequeños regalos, a Ella le gusta mucho el rezo del rosario y el Angelus, procuremos darle gusto. Las madres quieren que sus hijos se parezcan a ellas y sonríen cuando alguien se lo comenta, esforcémonos en darle este regalo. Ellas solo buscan el bien de sus hijos.

Hay una antigua leyenda bretona de un chico que se enamoró de una mujer caprichosa y despiadada y le exigió a su amante que como prueba de su amor le diera el corazón de su propia madre. El chico mató a su madre y le arrancó el corazón y por el camino con el corazón en la mano tropezó y se cayó el corazón, al agacharse para cogerlo oyó una pregunta que provenía de aquel corazón: -Hijo, ¿te has hecho daño - La leyenda habla del amor de una madre. Uno se imagina el de la Madre del Cielo por cada uno de sus hijos? Cfr. C. Montserrat. Ejemplario catequístico.

Pues correspondamos, "amor con amor se paga".