Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El valor de las pymes

La polisemia del término valor es tan heterogénea como la realidad de las pequeñas y medianas empresas, que son el epítome de la fortaleza, de la tenacidad, de la audacia, de la resistencia, de las cualidades y de la utilidad para una sociedad que debe estar orgullosa de ellas. Las pymes son profundamente transformadoras, porque en su humildad son capaces de sumar para, entre todas, provocar un gran efecto multiplicador del empleo, de la riqueza y del progreso en el más amplio sentido del término. Hoy más que nunca, el éxito no se mide exclusivamente por la facturación o por los beneficios, siendo como son parámetros imprescindibles en manos de los empresarios, sino por su repercusión en la comunidad a través de vectores como la conquista de mercados exteriores, la innovación en amplio sentido, la digitalización imprescindible no sólo en la utilización tecnológica sino en una cultura diferente y transversal, la formación para impulsar a las personas y la responsabilidad social en sus tres ejes: la transparencia interior, la sostenibilidad medioambiental y la implicación en el entorno para mejorar la "atmósfera" humana.

Estos son los sentidos de los epígrafes de los accésit del Premio Pyme 2019 del Banco Santander y las Cámaras de Comercio, que coronaron como la más destacada en una convocatoria espectacular en Huesca a Eboca Vending. Exactamente igual que Viktor Frankl aseguraba que la desesperanza es el sufrimiento sin propósito (D = S-P), el administrador de la compañía triunfal afirmaba ayer que la empresa del futuro se sustentará en el propósito que ejercerá de manera responsable. Sólo desde esa visión atisbará el objetivo que definirá el camino que habrá de recorrer y las oportunidades que jalonarán su recorrido, al alcance de quienes la dirijan con los ojos del corazón.