Opinión
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El importante papel del Justicia de Aragón

Que la ciudad de Huesca se haya convertido en un baluarte fundamental en el reconocimiento de la figura del Justicia de Aragón, a través de los homenajes que desde hace un cuarto de siglo ha rendido en recuerdo de Juan de Lanuza "el joven" con motivo del 428 aniversario de su ejecución, tiene un punto de simbología cívica y territorial. La defensa de los derechos y las libertades históricos de los ciudadanos de nuestra tierra compendia la labor que, en los distintos frentes en los que la sociedad demanda la atención y la actuación, ha de ejercer una institución de la que todos hemos de sentirnos orgullosos por el arraigo en nuestra propia cultura y en nuestro carácter, tenaz, corajudo, apasionado pero racional y reivindicativo de la propia identidad que no empece para la imprescindible colaboración dentro de la tarea de la construcción del país y del Estado en cuya erección tanto hubieron de ver nuestros antepasados, los regios, los nobiliarios y los del pueblo.

Tras la recuperación de uno de los poderes básicos de nuestra autonomía, el Justicia de Aragón ha caminado en la consolidación -compleja, con altibajos, en ocasiones en medio de la incomprensión y también de una cierta desidia- de sus atributos y competencias, convencidos de que conseguir la igualdad de oportunidades y de condiciones en medio del hermoso patrimonio de la diversidad es un cometido que nunca caducará. Es más, la evolución de las ciudades, de los pueblos y de los aragoneses uno a uno, en grupo y en comunidad demanda respuestas que han de ser pronunciadas con voz firme después de su análisis, con magnanimidad y con sentido de la equidad, con la vara que requiere atender, escuchar y ofrecer soluciones a quienes la realidad les coloca en la tesitura de la vulnerabilidad. Imprescindible.

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