Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Mirar lejos, actuar cerca

Siendo como son admirables las actividades de los cooperantes, de los voluntarios y de los profesionales que centran su acción en el otrora denominado Tercer Mundo, hoy en muchas cuestiones tan avanzadas por el discurrir de los talentos y los esfuerzos como muchos países convencionalmente denominados desarrollados, la evolución en las comunicaciones, en los modos y en los hábitos actuales han favorecido la fluidez para que todos podamos disfrutar de la extraordinaria oportunidad de ser mejores con nuestra solidaridad no sólo con nuestro entorno, sino con los que muchos denominarían "desiertos remotos". Uno de los ejemplos lo tenemos en el programa Luces por Etiopía, que durante la Navidad profundiza en el mensaje que extiende durante meses para acercarnos con la vista, las manos y el corazón a los programas que la ONG salesiana despliega en Mekanissa y Zway, de los que se benefician centenares de niños y de jóvenes que pueden otear el horizonte de un futuro por la munífica determinación de la organización.

La miopía metafórica es tan perniciosa para una comunidad, un territorio, una ciudad o un pueblo como la presbicia figurada. No ver lejos representa una muestra de insensibilidad tan inquietante como no atender a lo que tenemos en nuestro entorno. Hay que mirar lejos y actuar cerca, porque hoy tenemos la ocasión a través de esta proactividad, de esta decisión firme de hacer mejor el entorno, de llegar a cuanto nos circunda y aquello que se esfuma en la lejanía sin excusa alguna para la inacción. Precisamos la activación de los sentimientos, mejor en una línea de continuidad, pero sin olvidar que cualquier fecha emblemática es también un momento adecuado para ejercitar ese músculo que acompaña al ocular, que es el motor para construir un mundo mejor.