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Unidos en los valores democráticos y la Constitución

En uno de los más delicados mensajes navideños del rey Felipe VI, el monarca supo encontrar el equilibrio sin perder un ápice de firmeza. En una reivindicación evidente del espíritu de la Transición, expuso como referente ineludible de toda acción política y de gobierno el cumplimiento de la Constitución y la unidad de España, principios básicos de la democracia que la soberanía popular determinó como forma de convivencia entre los españoles. Libertad, derechos y deberes para generar permanentemente un ecosistema en el que el diálogo es imprescindible, cada vez más en un escenario de fragmentación y de pretensiones espurias de ruptura del marco de la Carta Magna que propició un Estado de las autonomías sin duda mejorable y en continua renovación, pero bajo el principio de que cada uno de los españoles ha de disfrutar de las mismas oportunidades sin distinción de origen, residencia o condición. Quien no entienda así la alocución de Su Majestad está engañándose o pretendiendo arrimar el ascua a su sardina de forma irresponsable.

Además de refrendar los baluartes de nuestro sistema constitucional, el jefe del Estado exhibió su sensibilidad y observación de la realidad al abordar las consecuencias del cambio de paradigma económico que asoma y la imprescindible tarea de la sostenibilidad frente a las amenazas del cambio climático, amén de un alegato contra la desigualdad por razón de género. Valores sociales que demandan la recomposición del prestigio de las instituciones, hoy en entredicho tras un larguísimo periodo de inestabilidad que ciega las respuestas que reclama la ciudadanía.

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