Opinión
Por
  • CARLOS TORRES MIRANDA

A Antonio Torres Pueyo In memoriam

Mi tío Antonio nació, vivió y murió hace unos meses en Velillas o Belillas, también se escribe así. Tenía unos 70 años y casi siempre vivió solo, en la casa donde nació. Como la mayoría de su generación tenía estudios básicos y no se casó.

Tenía su huerto y pocos campos a los que iba en un viejo tractor y después en bicicleta, que le daban para ir viviendo. No molestaba a nadie porque salía poco de su casa y del pueblo, por lo que no hacía vida social ni en el bar. Simplemente convivía y se llevaba bien con los vecinos y con todos. Por cierto, debieron jugar de pequeños Ignacio Almudévar y él al colindar Siétamo y Velillas.

Algún día de fiesta íbamos a comer Paco y yo con nuestros padres. Paco iba todos los domingos y le suministraba lo que no le daba el huerto y lo que necesitara.

Anteayer fue el reparto de su modesta herencia entre sus hermanos vivos, primos y yo. Fueron ocho talones de 1.375 euros y cuatro sobres de 500 euros para los herederos.

Madre mía, pensaba yo. Esto es un ejemplo de austeridad al límite: vivió con 15.000 euros toda su vida, la que él eligió. Lloré. Fue feliz.