Opinión
Por
  • MARÍA BEGOÑA SIERRA ACÍN

Los Reyes Magos

Los Reyes Magos, llamados Melchor, Gaspar y Baltasar, portadores de oro, incienso y mirra, vinieron de Oriente en busca de un Niño que es omnipotente. La luz de una estrella los lleva y los guía hacia el portal de Belén, donde los espera la Virgen María cantando, el niño Jesús riendo y un ángel volando de alegría.

Los Reyes Magos eran más sabios y más ricos que cualquiera de nosotros y supieron bajarse ante el Rey de Reyes. Adoraron al niño Jesús. Se arrodillaron que es un signo de humildad. La adoración es el someter nuestras vidas a Dios, darle a él la autoridad, saber que se está bajo la potestad de alguien superior y ese superior no es como dicen algunas personas, que es un gran ingeniero, para mi opinión ese ser superior es Dios y se llama Jesús de Nazaret.

Saquemos todos nuestros zapatos a la ventana, no es para que los Reyes Magos nos pongan oro, incienso ni mirra. De esto tenemos demasiado: nos sobran el lujo, el orgullo, la pena... que los Reyes Magos nos pongan lo que tanto necesitamos: honradez, educación, ilusión, entusiasmo, corazón, perdón y sobre todo amor.