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  • Diario del Altoaragón

Pisar el acelerador para tener gobierno

Todo se aceleró este lunes hacia la configuración de un nuevo gobierno cuyo núcleo será PSOE y Podemos pero que estará soportado por apoyos transversales, desde la izquierda independentista de ERC (presumiblemente, aún tiene que dar en esa táctica ridícula su aquiescencia en los próximos días) hasta la derecha soberanista del PNV, pasando por la presumible abstención de Bildu. Acompañantes incómodos de una investidura por su propia esencia secesionista que incluso ha motivado que el principal partido del ejecutivo haya anunciado la adecuación de las estructuras del Estado para dar pábulo a los anhelos (¿sólo terminológicos ) del reconocimiento de las identidades territoriales catalana y vasca. En el mismo entorno, se recibió el dictamen de la Abogacía del Estado (no sólo discutible, sino discutido y que ahora pone en un brete al Supremo y al Constitucional) y el pacto con los nacionalistas de Ortúzar.

El pacto presentado ayer por Sánchez e Iglesias constituye un equilibrio entre los programas de los dos partidos que, además, habrá de ser sometido a una armonía indispensable con las exigencias comunitarias porque, al final, las disponibilidades del Estado no son flexibles como la goma sino que han de estar regidas por una conducta de control que además ha de ser garantía para no hipotecar hasta la eternidad al país, que es tanto como decir al ciudadano. Subir los impuestos a las rentas más altas, incrementar el de Sociedades y derogar parcialmente la reforma laboral son consignas que sólo se sostienen con criterio y foco. El problema del gobierno -cuya transversalidad ni espíritu para nada se asemeja al aragonés- será el año a año de cada presupuesto, porque de aceptar las imposiciones de ERC o PNV serán la peor noticia y el más avieso efecto para el resto de España.

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