Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

La fortaleza cultural que hay que apuntalar

En los tiempos de las prisas y de la banalidad, siempre nos quedan expresiones de la sabiduría como la de Milan Kundera, cuando aseguraba que l a cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir. La provincia de Huesca, que puede presumir de una importante autoridad en lo que se refiere a los saberes y la creación, en la que la capital sí ejerce el liderazgo que debiera trasladarse a otros campos, disfruta una vez más de la clasificación de las instituciones culturales más destacadas de Aragón determinadas por el Observatorio de la Cultura de la Fundación Contemporánea en el que participan cientos de profesionales que analizan y votan sus preferencias con rigor.

Una provincia con doscientos mil habitantes lidera este ranquin con el Festival Periferias y el Internacional de las Culturas Pirineos Sur, y se sube al podio del tercer lugar el Centro de Arte y Naturaleza. Completan los diez de cabeza el Festival Internacional de Cine de Huesca y la Feria Internacional de Teatro y Danza. Los otros cinco exponentes de la cultura aragonesa están ubicados en Zaragoza, arropados e impulsados por grandes estructuras de la administración y de la empresa.

Además de una alegría por la constatación de que nuestra tierra es propicia a las más diferenciales y brillantes manifestaciones culturales, sobre las espaldas colectivas -institucionales también, aunque no en exclusiva- recae una responsabilidad incluso superior a la exigencia ética de favorecer la educación, el arte y el cultivo de la personalidad común a través de las disciplinas más edificantes. Algunas de ellas atraviesan dificultades que, por dignidad y personalidad, hemos de contribuir a solventar. Hemos de apuntalar lo mejor de nuestra raíz y de nuestra proyección.