Opinión
Por
  • FAMILIA ALQUÉZAR NAYA

Grandes profesionales y humanos

El 12 de febrero de 2019 despedimos a mi padre. La despedida fue en la UCI polivalente del Hospital Miguel Servet, lejos de su casa, lejos de su pueblo y su vida, y aun así fue una despedida como merecía íntima, con respeto y amor. Se podría pensar que una pérdida en un Hospital iba a resultar fría, impersonal, apresurada y sin embargo en ese momento nos sentimos muy arropados y comprendidos en nuestro dolor. Habíamos pasado cinco desgarradores días de rabia y desconsuelo en esas paredes, todos los profesionales que nos atendieron fueron desde el principio sinceros en el desenlace, claros pero humanos, y luchadores porque no se dieron por vencidos en la batalla de mi padre hasta que se acabó perdiendo. Ocho meses antes habíamos logrado el traslado de mi padre al Hospital Miguel Servet, confiados que sería allí donde se podría salvar; y se salvó, tras tres meses ingresado, luchando con todas su fuerzas y gracias a los innumerables profesionales de la planta segunda del edificio de traumatología que lo atendieron con la mayor de las dedicaciones que pudieron: equipo médico (digestivos, internistas, urólogos), enfermeras y enfermeros, auxiliares a todos ellos, y en especial a la Doctora Nogués, en unas fechas tan duras como son estas, solo podemos tener palabras de agradecimiento por su gran profesionalidad y humanidad, nos hicieron creer de nuevo en el milagro de la medicina, aunque al final, no pudo ser.