Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Las mujeres en las disciplinas STEM

Con la certeza que le caracteriza, la presidenta de la Fundación Cotec analizó las tres grandes transiciones que afectan a la economía, la sociedad y la propia democracia: de lo analógico a lo digital, de las inversiones hacia activos intangibles como la formación de las personas y de lo lineal a lo circular. Y, en esa senda, agregó que hacen falta líderes que sepan rodearse de expertos y personas de confianza que nos conduzcan a una sociedad cada vez más inclusiva. Esta es la verdadera prosperidad, amparada en referencias fundamentales para enseñarnos los caminos hacia el equilibrio, las pautas bajo las que se vertebra un nacimiento de muchas mujeres y niñas hacia las disciplinas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) que, sin embargo, no empece para la necesaria consolidación del humanismo. El apego a la robótica, la programación, la neurociencia, la biotecnología y tantas disciplinas que van a definir el futuro sólo encuentra su sentido cuando el foco se sitúa, ineludible e irrenunciablemente, en el ser humano.

Incorporar más jóvenes alumnas y más profesionales a la ciencia tiene un sentido lógico y justo de subsanar un déficit histórico en el que han confluido cuestiones sociológicas hoy afortunadamente en vías de resolución, estereotipos que olvidan que el esfuerzo y el mérito están en manos de la voluntad individual aunque confluyan al final en la tarea colectiva de hacer comunidad. No se trata de forzar las vocaciones, de menoscabar otros estudios o de realizar cálculos que, mal dirigidos, pueden crear frustración más que beneficios. Simplemente, favorecer que el fuego invisible de la creatividad -como expresa la novela de Javier Sierra- no se vea apagado sino que avance por sus derroteros naturales.