Opinión
Por
  • FRANCISCO FONZ GARCÉS

Fuego amigo

Cada cierto tiempo salta la noticia de funcionarios públicos que eluden las responsabilidades que tienen encomendadas. Especialmente, que incumplen su horario de trabajo. El último caso que ha copado titulares esta semana -el de la noticia protagonizada por la Delegación Territorial del Gobierno de Aragón en Huesca- incluye, no obstante, una novedad como es la de adjuntar una circular interna que intenta barnizar de credibilidad una serie de manifestaciones ligeras que se han realizado desde la propia institución y que contribuyen a crear polémica, a revivir la imagen trasnochada del funcionario de Forges, marcándose un tanto ante un sector de la opinión pública abonado por la oleada de ultraliberalismo que denigra lo público. Y, todo ello, desde dentro.

El problema del absentismo es un clásico que se encuadra dentro del más amplio de control interno de grupos de trabajo. Algunas opiniones coinciden en que los niveles en la pública no difieren significativamente de ciertas áreas de la privada. Pero si quiere solucionarse hay que enfocarlo con seriedad. En primer lugar, se tiene que estudiar su dimensión: no se puede decir que es algo "habitual" y "generalizado" para, a continuación, excusarse con que "la gran mayoría" cumple. Esa contradicción no aporta nada más que ruido. En segundo lugar, es un problema de grado. Existen casos de incumplimiento grave que, al parecer, son conocidos pero no atacados individualmente con las herramientas de advertencia, inspectoras y sancionadoras de las que se dispone. Resulta más fácil el café para todos y el humo. En tercer lugar, no se ha de frivolizar con los medios de prueba: invitar a un periodista a que acuda a la puerta de un centro de trabajo para que dé fe es, cuando menos, una incontinencia. Si no se diagnostica bien, todo queda en una fachada ante los medios que daña y no suma.

Es de todos sabido que los empleados públicos, desde 2010, han sufrido recortes en derechos ganados en décadas de actividad sindical y vista mermada su capacidad económica sustancialmente. Y que existen problemas graves de recursos, presupuesto o envejecimiento. Sin embargo, la calidad del servicio prestado no ha disminuido, incluso con la sangrante reducción de plantillas. Y ello es debido a que es un conjunto de trabajadores competente, cualificado y que ha superado duras pruebas para acceder a su puesto que le capacita como a ningún otro. Esto da una idea del compromiso de un colectivo que se pretende demonizar a partir de casos aislados y caricaturas.

FRANCISCO FONZ GARCÉS

Responsable provincial CSIF DGA y Presidente de la Junta de Personal