Opinión
Por
  • J. RAMÓN CALVO RUSPIRA

Os cuento lo que me está pasando

Primero pido en noviembre de 2018 una subvención para reparar un tejado de 23 m2 y sustituir una media bañera por un plato de ducha.

Un proyecto por un arquitecto que lo ratifica tres veces para subir el precio de la subvención.

El contratista lo presupuesta en 15.500 euros, eso es poco ya que el proyecto sube a 1.250 euros, esto para cobrar más impuesto.

Me aceptan la subvención de 8.275 euros que mandan al 40 por ciento, 3.600 euros.

El contratista me pide la mitad para pagar los materiales, que yo lo admito y se lo doy, 4.200 euros.

Y aquí viene la complicación y mal hacer de estas gentes. Por pagarle al contratista me reducen la subvención a 1.200 euros ya que he tenido que dejar un aval bancario de 3.200 euros y firmado por un notario.

¿Tanto hay que hacer para una reparación de tejado (lleno de goteras) y sustituir un plato de ducha para la convivencia de una persona con una discapacidad del 65 %? Cuando tenemos un Echenique que en el Palacio de Congresos le van a hacer una rampa que cuesta más de 150.000 euros. Que me parece muy bien que tengan sus derechos, pero también sus deberes en pagar lo que debe.

Y por último, el día 10 de enero renuncio a la subvención de 1.200 euros, que con esto no pago los impuestos y a día 28 de febrero aún estoy esperando. Y los intereses de los 3.200 euros, ¿quién me los paga? Por esto, si estáis decididos a solicitar una subvención, pensadlo mucho, que esta mala gente sólo piensa en cosas no buenas.