Opinión
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  • ÓSCAR SIPÁN CONCEJAL DE CON HUESCA PODEMOS EQUO

San Miguel, nuestro puente de Madison

Me gusta imaginar a Robert Kincaid, el personaje que interpreta Clint Eastwood en "Los puentes de Madison", llegando a Huesca para fotografiar el puente de San Miguel.

Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2007, en la categoría de Monumento, el puente de San Miguel es una de las primeras construcciones de hormigón armado de España. Fue construido en 1912 por el ingeniero de caminos Emilio Monterde, autor del proyecto, sustituyendo al antiguo puente existente junto a la iglesia y el convento de las Carmelitas Calzadas de San Miguel. El viejo puente, con sus arcadas de ojiva, soportó durante quinientos años las torrenteras que venían desde Arguis y que provocaban el desbordamiento del río Isuela (según las crónicas locales, en 1900, el caudal llegó a cubrir sus tres ojos). Por él pasaron los primeros soldados de Napoleón en 1808. En él se guarecían del frío y de las inclemencias del tiempo caravanas de húngaros y gentes de paso. La vida de la ciudad se hacía en sus dominios. Hasta que se decidió apostar por un puente nuevo, elegante, de ornamentación modernista, el último grito en ingeniería; en el imaginario de la época, la entrada a Huesca por el puente de San Miguel estaba llamada a ser la puerta principal de la ciudad.

Ahora que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Huesca presenta su candidatura (junto con el edificio del Casino y la Muralla) al programa "1,5% Cultural", que convoca el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para la conservación del Patrimonio Histórico Español y que, si recibe la ayuda, se mejorará tanto el ornato como la estructura, me acuerdo de Clint Eastwood y de los turistas que pasan diariamente por la capital oscense sin hacerse una fotografía en nuestro particular puente de Madison.

Tenemos muchas cosas que enseñar, tenemos muchas cosas que contar.