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  • Diario del Altoaragón

Una inyección a la altura del mal previsible

El gobierno ha anunciado la inyección de doscientos mil millones de euros en un plan que incluye una llamada a los fondos privados para complementar los públicos con la aquiescencia de la Unión Europea, que ha abandonado su senda de disciplina fiscal inmisericorde consciente de la extrema gravedad que la emergencia sanitaria ha inoculado en la economía de España, como de otros países comunitarios.

El presidente del ejecutivo definió este plan de choque como la mayor movilización de recursos en la historia de nuestra reciente democrática. El objetivo, la dotación de liquidez a las empresas, el establecimiento de mecanismos para facilitar los ajustes de empleo imprescindibles en una coyuntura tan compleja, la protección de colectivos vulnerables y las moratorias de pago de hipotecas sobre viviendas para trabajadores y autónomos en situación de dificultad.

La voluminosa consignación de estos programas responde a la imperiosa necesidad de combatir la profundidad de la recesión en el camino de salida de la crisis del Covid-19, y precisamente por la constatación de los obstáculos que acompañan estas semanas de tremendo parón y de destrucción el rigor, la prioridad y la responsabilidad han de acompañar su ejecución para que, como explicitó ayer Pedro Sánchez, debiera derivar en una evolución en V, donde la vertiginosa caída fuera contrarrestada sin detenerse en el fondo de la desaceleración para iniciar una vigorosa remontada. Quedan asuntos que resolver, como la fatigosa realidad de los autónomos, e incógnitas sobre la resistencia de todas las estructuras. Pero el contingente económico debe tener un efecto multiplicador de la actividad para demostrar que la fortaleza de un país como España reside en su voluntad.

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