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Serenidad y confianza para resistir y ser más fuertes

El rey Felipe FELIPE VI tiene la virtud de los metrónomos en el uso de la palabra. Se maneja con tal precisión y acierto que sus discursos dotan a su audiencia, que es tanto como toda España y parte del exterior, de confianza y serenidad. Uno de los objetivos de la esperada alocución del monarca, al que no en vano los españoles dotan de una credibilidad superior a otras instancias públicas, era generar certidumbres. Como buen líder, exhibe la gran habilidad de elevar el ánimo ciudadano, que le convence de su capacidad para encarar con éxito los retos más complejos, los que demandan entereza de espíritu y generosidad en los recursos y en la solidaridad, en el compromiso que nos va a hacer "más fuertes".

Sensible a las corrientes sociales, incluso utilizó el término más emblemático de esta dramática coyuntura, resistir, una acción que sólo aporta garantías de éxito con la unión que abate las barreras y las ineficiencias. Y es que, como aseguró el jefe del Estado, esta crisis es temporal aunque ahora el dolor invada nuestro horizonte.

España es un gran pueblo, un gran país que se sobrepondrá con pulso firme y con vitalidad . Y lo va a lograr porque tiene espejos y ejemplos admirables, indestructibles en su voluntad aunque en su exposición alcancen individualmente la condición de vulnerabilidad. Aunque reivindicó el papel de los profesionales, de las empresas y de otros sectores, Felipe VI tuvo unas palabras especialmente cariñosas con los sanitarios. Se congratuló de que los españoles salgan cada tarde a ovacionarles, porque el suyo es el paradigma de la entrega, de la abnegación y de la austeridad. En sus manos encomendamos el final de esta crisis en la que el rey colocó en la cúspide de los tiempos el concepto irrenunciable para el éxito: la unidad. A partir de ahí, como concluyó, ánimo y adelante.

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