Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Tiempo de protegernos

Nada hay tan cegador como los localismos sin horizonte. Los amantes de los complots y de los boicots padecen una deficiencia visual desde el cerebro hasta los ojos, que pasa por las entrañas reptilianas. Todos queremos que nuestros vinos del Somontano, nuestros quesos, nuestras carnes, nuestra enigmática trufa y todas nuestras excelencias encuentren mercados exteriores. Y es compatible esta certeza con la necesidad de proteger lo nuestro con una de las herramientas que nos ha otorgado al ser humano el libre albedrío: la responsabilidad en el consumo, esto es, corresponder a quienes desarrollan buenas prácticas, a los saludables, a los próximos que, consecuentemente, cultivan y cosechan en la tierra que pisamos y el aire que respiramos con el agua que recorre nuestros ríos.

En estos tiempos en los que, presumiblemente las limitaciones de recursos se van a agudizar por una situación extrema en la economía y en la vida, tenemos que mirar hacia dentro sin renunciar a nada. Si ustedes quieren que nuestras bodegas sigan generando riqueza, empleo, placer y orgullo de identidad bajo su naturaleza de alimento que reconoce la Dieta Mediterránea, habrán de aplicarse con coherencia. Y si quieren deleitarse con nuestros quesos, habrán de pensar que las vacas, las ovejas y las cabras no pueden retenerse hasta que ustedes decidan apostar por nuestros productores. Está constatado que la nutrición tiene memoria, que es más eficaz para el bienestar de nuestro organismo si la dieta se aplica principalmente a las materias del territorio, y que mejora sus rendimientos si identificamos esos componentes que nos robustecen emocional y sentimentalmente. Ahora es cuando sus profesionales están en dificultad. Y cuando podemos actuar con el antídoto de la empatía.

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