Opinión
Por
  • ADOLFO CAJAL MARZAL

A Javier Brun, el amor de mi prima

Nunca me podría haber imaginado que hoy estaría escribiendo este recuerdo para Javier, el amor de mi prima Begoña. Me viene a la memoria Miguel Hernández: "Se ha muerto como del rayo Javier Brun, a quien tanto quería..."

Begoña Puértolas Marzal y sus dos valientes gemelos se han quedado solos y Javier no podrá disfrutar del desarrollo, alegrías y frustraciones de Tristán y Mauro.

Javier y Begoña eran dos almas gemelas que se encontraron en Huesca y crearon un espacio de vitalidad, amistad, cercanía, empatía y compañerismo del que todos nos beneficiábamos; la familia Marzal de los que nos sentíamos orgullosos y todos sus numerosos amigos que disfrutaban de su compañía y apoyos de forma continuada.

Te has ido Javier para siempre y aunque hiciste muchas cosas, has dejado otras pendientes que seguro te gustaría haber acabado: ver a tus gemelos desarrollar sus proyectos de vida, y jubilarte felizmente con Begoña. No te preocupes, que son fuertes y cuentan con una legión de amigos y familiares que les van a ayudar.

Inteligente, socarrón, cercano, culto, leal, hábil negociador, buen comunicador, apasionado de la cultura como arma para mejorar el mundo, idealista y visionario eran algunos adjetivos que definían a Javier Brun, pero la gran faceta que conocíamos los familiares y amigos era su pasión por Begoña y los gemelos. Recuerdo como se desvivía por sus hijos cuando al nacer no daban abasto para cuidarlos. Los viajes fabulosos que hacían los cuatro. Las enseñanzas y desvelos a lo largo del crecimiento. Los paseos para ir a aprender música, y el béisbol como traca final. Javier y Begoña han hecho de Tristán y Mauro dos personas maduras de las que pueden sentirse orgullosos.

Javier, tu vida ha merecido la pena, has compartido con Begoña muchos y felices momentos, y has prolongado tu semilla en dos personas que alargan tu sombra hasta el infinito.

Un fuerte abrazo para siempre. El primo de Begoña.