Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

¿Es un mal el dolor?

Un discípulo de Zenón, el fundador de la escuela estoica, una de las más apreciadas doctrinas filosóficas de la antigüedad, dijo al sentir el dolor que le causaba la gota: "Dolor, no eres un mal".

Ha escrito una mujer: "El dolor es algo que no se desea y de lo que se pretende huir, porque se nos escapa el sentido que está llamado a tener en la vida humana. Es como un huésped no deseado, y sin embargo antes o después llega en la vida de todos; hace morada en nuestro cuerpo, en nuestra alma, confiere a nuestras emociones una tonalidad a veces rabiosa, otras veces triste, otra incluso resignada o francamente angustiada".

Aparte de hacernos la puñeta, ¿qué hace en nosotros el dolor Para los hombres con mucha fe católica, los santos por ejemplo, el dolor es el camino que conduce al encuentro con Dios y que le permite una plena identificación con la Cruz de Cristo Redentor. Y para los que no tienen esa gran fe religiosa, pues, el dolor nos hace más humanos. Por eso Ricardo León, en un escrito dice: "¡Bendito el dolor mil veces; que si el dolor no fatigase y conmoviese nuestras almas, seríamos peores que los tigres!".

Con fe religiosa y con la razón humana se logra lo que escribió Concepción Arenal: "El dolor es el gran maestro de la humanidad. El dolor espiritualiza al hombre más grosero, torna grave al más pueril, le aleja de las cosas de la tierra y parece que lo hace menos indigno de comunicarse con Dios".

Por el bien de nuestro cuerpo y del alma tenemos la obligación de poner los medios necesarios, médicos y medicinas, para intentar sanar nuestras enfermedades y nuestros dolores. Si no logramos la salud y sufrimos, podemos decir como el poeta Gabriel y Galán: "Si Dios así lo permite: ¡Bendito sea!". Esto da cierta calma y paz.