Opinión
Por
  • TEÓFILO MARCO ESTELLA

Enemigo del deber

El primer elemento esencial de toda sociedad es la unión jurídica de los individuos que la componen, y que consiste en la comunidad de derechos y deberes entre súbditos y autoridades legítimas.

Pero con los egoísmos individuales o en los egoísmos colectivos de gobernantes y gobernados, la sociedad se deforma. Porque en unos y otros el egoísmo provoca como un letargo intelectual y moral para no vivir los deberes familiares, profesionales y sociales de estado y condición.

Un sendero entre árboles del bosque es más placentero que el duro y seco camino que lleva al deber. Tal vez por esto, D. Alcalá Zamora dijo en una conferencia que pronunció en el Ateneo de Madrid en mayo de 1930: "El camino del deber se encuentra enfrente del sendero del egoísmo." Un verso de D. Jacinto Benavente: "En el meeting de la Humanidad, millones de hombres gritan lo mismo. ¡Yo, yo, yo, yo, yo?! ¡Yo, yo, yo, yo, yo?! ¡Cu-cu, cantaba la rana; cu-cu, debajo del agua! Solo el que ama sabe decir tú." El dicho popular esto mismo lo dice con otras palabras: "Primero yo, y en segundo lugar yo, y en tercer lugar yo, y el que venga detrás que arree." En las jotas de picadillo entre joteros y joteras, si el jotero canta: "No comas con tu parienta juntico en un mesmo plato, que ellas cogen las tajadas y a ti te dejan el caldo." Hay que dejar claro que el egoísmo, ese "¡yo, yo, yo, yo, yo?!" se da entre mujeres y hombres también, en niños y ancianos, en personas ricas y pobres.