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  • Diario del Altoaragón

Cuando la pelota vuelve al tejado de las autonomías

Queda muy lejos, casi cuatro meses, aquella imagen del portavoz de la infausta Organización Mundial de la Salud con mascarilla. Fue acogida entre chanzas y críticas, y sin embargo la estética recorre hoy todas nuestras calles. Cuando el virus se apoderó de nuestras vidas, abriendo un reguero de sangre y destrucción, el gobierno central asumió el mando único. No deja de tener su punto de paradoja que Aragón, que con sus defectos y errores no ha sido desde luego la peor comunidad en la gestión de la covid-19, sea la única con una responsabilidad en forma de dimisión en el primer nivel de la sanidad y también la DGA la que ha recibido la primera condena por falta de suministro del material… del que debiera haberse hecho cargo el mando único. Pero, más allá de estos avatares, entramos en la fase 3 donde todavía no emerge la normalidad y donde el Ejecutivo central ha traspasado los bártulos en muchas decisiones al Pignatelli. Y ahí cabe esperar que, habiendo sido capaces de aplicar más el sentido común y de concitar voluntades en torno a la Estrategia, emanen más aciertos y, sobre todo, irradie una mayor confianza, que es el gran déficit del manejo de este drama que en miles de casos en toda España ha sido tragedia.

Con muchísimo más retraso del que nos anunciaron en un principio, en el que a las equivocaciones se añadió una ignorancia hoy todavía no resuelta sobre los orígenes y la evolución de la patología, damos pasos tímidos y precavidos. El miedo guarda la viña. Sí, hay que decirlo sin tapujos. Temor. Pero, para aislarlo, toca vivir y practicar este supremo arte con responsabilidad, porque sólo con ella y con la exigencia de que se extienda a palacios y parlamentos se podrá recobrar la plenitud del otro elemento básico de esa dualidad: la libertad.

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