Opinión
Por
  • CASILDA SÁNCHEZ CALDERÓN

Demasiado crispado

Los últimos sondeos efectuados recientemente reflejan que el 90% de la ciudadanía española está plenamente convencida de que el ambiente político actual es demasiado crispado.

Además, expresa claramente su berrinche, desazón y desasosiego, respecto a las discusiones, insultos, improperios, y formas despectivas, que los políticos se dedican en sus intervenciones, hoy sí y mañana también.

Porque, tanto las malas maneras como las palabras malsonantes, además de ser pésimas compañeras de viaje, son un recurso de doble filo muy peligroso, al llegar a deteriorar a veces el liderazgo dentro del propio partido e -incluso- hasta el punto de tener menos predisposición a volver a votar a su líder en futuras elecciones.

No obstante, lo que resulta aún mucho peor, es que en los insoportables y patéticos rifirrafes a que nos tienen acostumbrados los diferentes políticos del arco parlamentario, se culpen de lo humano y de lo divino, se produzcan duros cruces dialécticos, se reprochen malintencionadamente con un sinfín de burdas acusaciones, dado el triste hecho de que -más pronto que tarde- acaban ¡ay¡ trasladándose a la sociedad.