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Canfranc, icono de nuestra personalidad

El ministro José Luis Ábalos, con el presidente Lambán y el consejero Soro como guías de gala, conoció ayer las interioridades, la historia y el esplendor de la Estación de Canfranc junto a la reivindicación de la reapertura de la línea internacional que es una de las grandes prioridades de nuestra comunidad autónoma y, ya sólo por la trascendencia que ha tenido nuestra región en la configuración de España, debiera ser uno de los objetivos fundamentales del Estado como también habría de serlo del país vecino. Ábalos se adelantó a la visita turística que debemos todos los aragoneses a tan emblemática e histórica construcción, y que deja unas sensaciones absolutamente maravillosas.

Vamos, querido lector, a hacerle una magnífica recomendación: antes de tomar su medio de locomoción para dirigirse a la población canfranquesa, ilústrense aunque sea someramente -si es con profusión, más vívida será su vivencia-, porque una vez dentro de la Estación usted se sentirá el protagonista de una experiencia cinematográfica en la que desfilarán lugareños, tropas, arquitectos inspirados en la infraestructura alemana que emuló, cajas con oro y con armas, ferroviarios y camioneros, pasiones y el disfrute de un entorno único, incomparable. Y, a partir de entonces, comprenderá la personalidad de Aragón y de los aragoneses, porque estará ante un icono de su trayectoria secular en el que convergen la voluntad férrea, la vocación de servicio, la hospitalidad, el amor por lo propio y por el prójimo, el apego a la belleza natural y humana, la pasión por las artes y los anhelos de abrirse al mundo. Cuando salga de ese universo al que dieron vida tantos y tantos viajeros durante muchas décadas, comprenderá que recuperar la línea es imperativo, que no excluyente de otras reivindicaciones. Porque aquí se expresa nuestra autenticidad.

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