Opinión
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  • Diario del Altoaragón

San Lorenzo 2020, un examen de madurez

Una cierta atmósfera de optimismo se respira en muchos predios oscenses. La admirable responsabilidad en la celebración austera y segura del ascenso de la Sociedad Deportiva Huesca es un precedente. Y un ejemplo: se puede disfrutar infinitamente sin tentar a la suerte que, cuando se opera sin sensatez, no suele entregar boletos premiados. Hoy, a las 12:00, vamos a soltar una lágrima todos los altoaragoneses, que se escapará furtiva como en la pieza lírica por la nostalgia y el deseo de que 2021 sea propicio para honrar al patrón de la ciudad. En realidad, toda esta mañana y las siguientes jornadas van a constituir un examen de madurez cuyas calificaciones recibiremos el día 16 de agosto. De la comparecencia de los dirigentes de Salud Pública se derivará la nota final y la mirada de San Lorenzo, feliz si sólo se ha contagiado la prudencia, severo si la infección revela un grado de estulticia superior no sólo al deseado, sino al edificado por nuestra ciudadanía a lo largo de muchos siglos en los que las fiestas han sido modelo de convivencia, de júbilo y de respeto. Sí, incumplir las normas es una expresión de intolerancia.

Las Completas deben ser todo un icono del estado de salud e higiene que queremos, pleno, para todos. El bando municipal y las recomendaciones de las autoridades sanitarias constituyen un marco que debemos leer simplemente para ser conscientes de que, efectivamente, tenemos asimilado nuestro deber, nuestro compromiso con nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestros vecinos y conciudadanos. Huesca tiene que demostrar que es una ciudad de Primera no sólo en el fútbol, sino también en una cultura con el arraigo de los mejores valores para compartir y crecer. San Lorenzo 2021 está cerca. Y este paréntesis nos va a definir. Como merecemos.