Contar más con los profesionales

Resulta una obviedad que los máximos responsables de las administraciones públicas no pueden ser expertos en todas las materias que se desenvuelven bajo el árbol de su responsabilidad. También lo es que a los ciudadanos nos agradaría que, para cada cometido específico, hubiera en la toma de decisiones expertos o, al menos, personas con conocimientos profundos y con sensibilidad suficiente para sostener una actitud de escucha activa a quienes operan en su sector. Algunas carteras, como las de cultura o servicios sociales, son apreciadas en las cúpulas de los partidos como "las marías" a las que no es preciso destinar un capital humano excesivamente preparado. Y, sin embargo, la configuración de un Estado de Derecho de calidad complementa todas sus áreas y todas son imprescindibles.

En la Sanidad, y más cuando se afronta una emergencia que por momentos ha sido más patente y cuando ha pasado a latente ha revelado una relajación, es necesaria la contribución no sólo en esfuerzo y en aplicaciones terapéuticas de los sanitarios y de todos los profesionales capaces de optimizar los medios materiales y humanos hasta subsanar las carencias. Ayer, el Ministerio de Sanidad, en anuencia asustadiza de todas las comunidades autónomas, implantó para toda España un catálogo de nuevas normas entre las que las más llamativas son las de dejar de fumar y cerrar los locales de ocio nocturno. Desde el día 1 del Estado de Alarma, han transcurrido exactamente cinco meses en los que las administraciones han manifestado no ya descoordinación, sino incoherencias fruto del desconocimiento y, también en muchos casos, de negligencia. Con portavoces que un día aseveran una convicción y al día siguiente la contraria, se impone ya escuchar a todas esas sociedades médicas y todos los profesionales que se baten el cobre sobre el terreno, porque sólo sobre su autoridad se puede recuperar la credibilidad y la confianza.

Diario del AltoAragón