Opinión
Por
  • CARMEN BARDAJÍ

Decir la verdad

Tiene mucha gracia lo que hace unos días decía un escritor en un periódico. Que si se volviera invisible espiaría las conversaciones de los políticos que gobiernan nuestras vidas. Pues como algunos de los gobernantes, que quieren todos todos los movimientos de los que siguen siendo de a pie, y cualquier día quien menos pienses llegará a ministro, y así es la vida. También es mucha verdad lo que decía Enrique Rojas: que la felicidad, es el sufrimiento superado. La infelicidad es un sótano sin ventanas a la calle. Por eso es muy bueno leer, ya sea un buen libro, o un periódico que diga normalmente la verdad; y en realidad, la verdad, la verdad, son bien pocos. Cuando se trata de amoríos, que pueden hacer daño a otros, ahí sí intentan decir la verdad, la verdad aguada. Nos gusta el morbo, atornillar y desatornillar, a ver qué sale. Por otra parte, qué descanso sería para Felipe VI ver que en La Rioja se le quería. Le vitorean. No hace falta estar de parte de nadie, lo que falta es educación, pero si no nos morimos muy jóvenes, a lo mejor algún día conseguimos ser educados y tratar con respeto a los demás. Las adulaciones no son buenas, bueno es el cariño normal y corriente.